PRIMERA NOTA CON LA REVISTA GENTE
“Marcelo se muere por hacer realidad lo que le dije al oído”
Escalera a la fama
Patricia Ramírez llegó de Córdoba de la mano de La Mole Moli y en el transcurso del programa se transformó en una firme candidata para robarse el rating de ShowMatch... ¿y el corazón de su conductor?
El secreto de sus labios
Apareció en Bailando por un sueño por primera vez el 3 de agosto. Cantó para Tinelli y más de 3 millones de personas. Le dijo un secreto al oído que, dicen los que saben, haría explotar en mil pedazos la cabeza de todo hombre.
“Nunca perdonaría una infidelidad de corazón. Cuando pasa eso, se terminó todo en la pareja. Hasta te diría que las infidelidades carnales me las banco... Eso sí: al menos que tenga la delicadeza de hacer todo prolijo, para que no me entere”.
Le bastó un minuto de aire para hacerse famosa, cinco días para hacer su primera nota en GENTE y un secreto recitado al oído para posicionarse como la futura novia de Marcelo Tinelli. Es cordobesa, tiene 30 años y asegura que puede conquistar al conductor a fuerza de sexualidad y sensualidad. “A los hombres hay que darles lo que quieren”. Máxima de una mujer moderna.
El 3 de agosto llegó a Buenos Aires. Nadie la conocía. Le bastó un minuto de aire para que todo cambiara en su vida. A las 23 de ese mismo martes, Tinelli la miró por primera vez a los ojos. La Mole Moli la había invitado al estudio. Ella se presentó como Coki Ramírez.
Y la cámara enfocó a una mujer sensual, sugestiva y cordobesa que desborda simpatía. Más de 3 millones de personas –33 puntos de rating– fueron testigos de lo que sucedía en la pantalla de El Trece. Ella le habló al oído a Marcelo. Nadie oyó lo que dijo. El sonrió tímidamente y miró a cámara, sonrojado. “Nunca en mi vida una mujer me habló así”, declaró. El miércoles 4 por la mañana Coki ya era famosa.
–¿Cómo puedo averiguar lo que le dijiste al oído?
–Preguntale a Marcelo.
–Pero él no me va a contestar. Dame alguna pista.
–Te puedo nombrar palabras desordenadas que participaron de las frases, pero no más que eso: noche, llenar, toda y besitos. Con eso algo te podés imaginar, ¿no?
–Sí, pero no puedo reproducirlo en estas páginas...
–¡Será eso que estás pensando, entonces!
–¿Con esa frase cualquier mujer puede conquistar a un hombre?
–¡No tengo dudas!
–¿Eso implica un momento inolvidable?
–Definitivamente...
¿QUIEN ES COKI? Se llama Patricia Ramírez (30) y hoy está soltera. “Tengo una excelente relación con mi ex”, aclara antes de que le pregunten por un novio al que dejó hace apenas un mes. Se muestra, sin dudas, una cordobesa de ley: meta fernet, tonada larga y una actitud avasallante para caminar, tanto en tacos como en zapatillas. “¡Y con la chispa que tienen todas las mujeres de mi tierra!”, agrega.
Es protesista dental y cantante de vocación; hincha de San Lorenzo por herencia paterna y fiel seguidora de Los Thundercats: “Leono fue mi primer ídolo”. Practicó voley en el colegio, jugaba al banco con sus dos hermanas y trabajó en todos los puestos de la fiambrería de su padre. “¡También laburé de modelo y secretaria!”, adjunta a su currículum.
Mide 1.73, tiene un lunar donde van los lunares y sus medidas son inciertas: “¡Nunca en mi vida me las tomé! ¿90-63-90? Por ahí debo andar”. Se perfuma con Cool Water de Davidoff, su bebida preferida es el vino y escucha siempre a Michael Jackson, Marc Anthony y Alberto Plaza, el cantautor chileno con quien cantó y recorrió cierta parte del mundo. “Canté para diez mil personas en Viña del Mar y para tres en fiestas privadas... y me sigo poniendo más nerviosa en los recitales acotados”. Por último, es intrépida, pero no hace alarde de eso. Así es la mujer que mantiene en vilo al hombre con más seguidores de la televisión argentina.
–Viniste a Buenos Aires por un día y seguís acá.
–¿Viste? Exploté en una hora. Lo mío fue un boom.
–¿Qué trajiste en la valija?
–Casi nada: 3 pares de zapatos, 5 bombachas, 3 vestiditos, 2 jeans y 3 remeras. ¡Y eso que traje de más!
–¿Sabías de lo que eras capaz?
–Siempre. Si bien nunca fui mediática, no les tengo miedo a las cámaras. De hecho, me cuesta mucho inhibirme. Soy todo lo que ven en el programa... y mucho peor también.
–¿Dudaste en aceptar la invitación de La Mole?
–Sí, claro. Estuve a punto de no venir. En el fondo vine por la seguridad que me tengo y por querer dejar bien parado a La Mole, y se lo vuelvo a agradecer ahora, en esta nota.
–¿Por qué creés que gustás?
–Porque soy real.
–¿Es una virtud tu capacidad para ir al frente?
–Claro. Lo que pasa es que tengo mi lado masculino súper desarrollado. Soy de las mujeres que se sienten muy cómodas rodeadas de hombres. Pero si lo ponés así, la gente va a pensar cualquier cosa.
–¿Cómo lo podemos decir?
–Entiendo muy bien al género masculino. ¡Los leo fácil!
–¿Tan simples somos?
–Tan simples como complejos. Lo que yo hago para entenderlos es ponerme en su lugar, y eso me otorga el dominio de la situación.
–¿Al hombre le gusta tu seguridad, o lo intimida?
–Hay de todo.
–A primera vista parecés una persona liberal. ¿Es así?
–¡Amo la libertad! Creo que es lo más importante para sostener un noviazgo.
–¿Creés en la fidelidad?
–Hay que creer, pero nunca perdonaría una infidelidad de corazón. Cuando pasa eso, se terminó todo en la pareja. Hasta te diría que las infidelidades carnales me las banco. Eso sí: al menos, que tenga la delicadeza de hacer todo prolijo, para que no me entere.
–¿Podrías definir las infidelidades carnales?
–Son las que vienen con el instinto. Es un comportamiento más animal que humano, pero todo humano tiene un animal adentro. De alguna manera es lógico que ocurra.
–Vos habrás sido infiel, entonces...
–Nunca. Puede sonar machista, pero estoy convencida de que los hombres tienen una tendencia más fuerte hacia la infidelidad. Yo soy permisiva, porque quiero que el otro me elija todos los días.
–¿Creés que a Marcelo le gustó tu aparición repentina?
–Lo intimidé y lo sorprendí; eso gusta. El mismo dijo que ninguna mujer le había hablado nunca como yo le hablé.
–¿El te gusta como hombre?
–Siií (alarga mucho la palabra)... Me encanta. No es perfecto, pero me parece muy buen mozo.
–¿Del 1 al 10, qué puntaje le pondrías?
–Con lo poco que lo conozco, te diría que un 8,50.
–¿Creés que él se sintió atraído por vos?
–Siiiiií (prolonga la afirmación un poco más que antes)... Del 1 al 10, Marcelo se siente 10 puntos atraído por mí.
–Me imagino que tus frases al oído habrán ayudado mucho para llegar al 10, ¿no?
–Marcelo se muere por hacer realidad esas frases.
–¿Creés que a la mujer le cuesta decir cosas por el estilo?
–Sí, por miedo a que al hombre no le guste. Hay mujeres a las que les falta entender como es la cosa... ¡La mujer tiene que dominar! Y eso se basa en entender cómo piensa el hombre. Una vez que lo entendés, tenés que hacerle creer que él está dominando el partido. Es fácil.
–¿Y cómo piensa el hombre?
–Con la cabeza, ¿no? La mujer de hoy tiene que asumir que el hombre es así y no va a cambiar. Hay que ser más inteligentes... ¿Para que lo vas a interrumpir cuando mira fútbol? Mejor es agarrarlo después, con un vestidito nuevo. ¡Soy la novia ideal!
–¿Siempre debe haber sexualidad y sensualidad?
–La mezcla de las dos hace a la efectividad. Mis frases al oído fueron sexuales y sensuales... Pero la sensualidad termina por convencer a cualquier hombre. El sexo es pasajero, lo otro tiene otro tipo de repercusión.
–¿Tanta como para conquistar a Marcelo Tinelli?
–De alguien se tiene que enamorar.
El 3 de agosto llegó a Buenos Aires. Nadie la conocía. Le bastó un minuto de aire para que todo cambiara en su vida. A las 23 de ese mismo martes, Tinelli la miró por primera vez a los ojos. La Mole Moli la había invitado al estudio. Ella se presentó como Coki Ramírez.
Y la cámara enfocó a una mujer sensual, sugestiva y cordobesa que desborda simpatía. Más de 3 millones de personas –33 puntos de rating– fueron testigos de lo que sucedía en la pantalla de El Trece. Ella le habló al oído a Marcelo. Nadie oyó lo que dijo. El sonrió tímidamente y miró a cámara, sonrojado. “Nunca en mi vida una mujer me habló así”, declaró. El miércoles 4 por la mañana Coki ya era famosa.
–¿Cómo puedo averiguar lo que le dijiste al oído?
–Preguntale a Marcelo.
–Pero él no me va a contestar. Dame alguna pista.
–Te puedo nombrar palabras desordenadas que participaron de las frases, pero no más que eso: noche, llenar, toda y besitos. Con eso algo te podés imaginar, ¿no?
–Sí, pero no puedo reproducirlo en estas páginas...
–¡Será eso que estás pensando, entonces!
–¿Con esa frase cualquier mujer puede conquistar a un hombre?
–¡No tengo dudas!
–¿Eso implica un momento inolvidable?
–Definitivamente...
¿QUIEN ES COKI? Se llama Patricia Ramírez (30) y hoy está soltera. “Tengo una excelente relación con mi ex”, aclara antes de que le pregunten por un novio al que dejó hace apenas un mes. Se muestra, sin dudas, una cordobesa de ley: meta fernet, tonada larga y una actitud avasallante para caminar, tanto en tacos como en zapatillas. “¡Y con la chispa que tienen todas las mujeres de mi tierra!”, agrega.
Es protesista dental y cantante de vocación; hincha de San Lorenzo por herencia paterna y fiel seguidora de Los Thundercats: “Leono fue mi primer ídolo”. Practicó voley en el colegio, jugaba al banco con sus dos hermanas y trabajó en todos los puestos de la fiambrería de su padre. “¡También laburé de modelo y secretaria!”, adjunta a su currículum.
Mide 1.73, tiene un lunar donde van los lunares y sus medidas son inciertas: “¡Nunca en mi vida me las tomé! ¿90-63-90? Por ahí debo andar”. Se perfuma con Cool Water de Davidoff, su bebida preferida es el vino y escucha siempre a Michael Jackson, Marc Anthony y Alberto Plaza, el cantautor chileno con quien cantó y recorrió cierta parte del mundo. “Canté para diez mil personas en Viña del Mar y para tres en fiestas privadas... y me sigo poniendo más nerviosa en los recitales acotados”. Por último, es intrépida, pero no hace alarde de eso. Así es la mujer que mantiene en vilo al hombre con más seguidores de la televisión argentina.
–Viniste a Buenos Aires por un día y seguís acá.
–¿Viste? Exploté en una hora. Lo mío fue un boom.
–¿Qué trajiste en la valija?
–Casi nada: 3 pares de zapatos, 5 bombachas, 3 vestiditos, 2 jeans y 3 remeras. ¡Y eso que traje de más!
–¿Sabías de lo que eras capaz?
–Siempre. Si bien nunca fui mediática, no les tengo miedo a las cámaras. De hecho, me cuesta mucho inhibirme. Soy todo lo que ven en el programa... y mucho peor también.
–¿Dudaste en aceptar la invitación de La Mole?
–Sí, claro. Estuve a punto de no venir. En el fondo vine por la seguridad que me tengo y por querer dejar bien parado a La Mole, y se lo vuelvo a agradecer ahora, en esta nota.
–¿Por qué creés que gustás?
–Porque soy real.
–¿Es una virtud tu capacidad para ir al frente?
–Claro. Lo que pasa es que tengo mi lado masculino súper desarrollado. Soy de las mujeres que se sienten muy cómodas rodeadas de hombres. Pero si lo ponés así, la gente va a pensar cualquier cosa.
–¿Cómo lo podemos decir?
–Entiendo muy bien al género masculino. ¡Los leo fácil!
–¿Tan simples somos?
–Tan simples como complejos. Lo que yo hago para entenderlos es ponerme en su lugar, y eso me otorga el dominio de la situación.
–¿Al hombre le gusta tu seguridad, o lo intimida?
–Hay de todo.
–A primera vista parecés una persona liberal. ¿Es así?
–¡Amo la libertad! Creo que es lo más importante para sostener un noviazgo.
–¿Creés en la fidelidad?
–Hay que creer, pero nunca perdonaría una infidelidad de corazón. Cuando pasa eso, se terminó todo en la pareja. Hasta te diría que las infidelidades carnales me las banco. Eso sí: al menos, que tenga la delicadeza de hacer todo prolijo, para que no me entere.
–¿Podrías definir las infidelidades carnales?
–Son las que vienen con el instinto. Es un comportamiento más animal que humano, pero todo humano tiene un animal adentro. De alguna manera es lógico que ocurra.
–Vos habrás sido infiel, entonces...
–Nunca. Puede sonar machista, pero estoy convencida de que los hombres tienen una tendencia más fuerte hacia la infidelidad. Yo soy permisiva, porque quiero que el otro me elija todos los días.
–¿Creés que a Marcelo le gustó tu aparición repentina?
–Lo intimidé y lo sorprendí; eso gusta. El mismo dijo que ninguna mujer le había hablado nunca como yo le hablé.
–¿El te gusta como hombre?
–Siií (alarga mucho la palabra)... Me encanta. No es perfecto, pero me parece muy buen mozo.
–¿Del 1 al 10, qué puntaje le pondrías?
–Con lo poco que lo conozco, te diría que un 8,50.
–¿Creés que él se sintió atraído por vos?
–Siiiiií (prolonga la afirmación un poco más que antes)... Del 1 al 10, Marcelo se siente 10 puntos atraído por mí.
–Me imagino que tus frases al oído habrán ayudado mucho para llegar al 10, ¿no?
–Marcelo se muere por hacer realidad esas frases.
–¿Creés que a la mujer le cuesta decir cosas por el estilo?
–Sí, por miedo a que al hombre no le guste. Hay mujeres a las que les falta entender como es la cosa... ¡La mujer tiene que dominar! Y eso se basa en entender cómo piensa el hombre. Una vez que lo entendés, tenés que hacerle creer que él está dominando el partido. Es fácil.
–¿Y cómo piensa el hombre?
–Con la cabeza, ¿no? La mujer de hoy tiene que asumir que el hombre es así y no va a cambiar. Hay que ser más inteligentes... ¿Para que lo vas a interrumpir cuando mira fútbol? Mejor es agarrarlo después, con un vestidito nuevo. ¡Soy la novia ideal!
–¿Siempre debe haber sexualidad y sensualidad?
–La mezcla de las dos hace a la efectividad. Mis frases al oído fueron sexuales y sensuales... Pero la sensualidad termina por convencer a cualquier hombre. El sexo es pasajero, lo otro tiene otro tipo de repercusión.
–¿Tanta como para conquistar a Marcelo Tinelli?
–De alguien se tiene que enamorar.
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